(Entrevistamos a Andrés Peralta, Investigador de la Universitat Pompeu Fabra y de la Agència de Salut Pública de Barcelona)
Hace unos meses leí en la Vanguardia un titular de esos bien puestos, de los que llaman la atención. “El aislamiento salva vidas”, hacía referencia a un trabajo que sobre pobreza energética habían realizado dos investigadores de la Agencia de la Salut Pública de Barcelona. Uno de ellos es Andrés Peralta que tiene uno de esos títulos que no caben en una tarjeta y pese a todo, no muestra el trabajo tan importante que realiza. Andrés es Investigador pre-doctoral en el Grupo de Investigación en Desigualdades en la Salud (GREDS) de la Universitat Pompeu Fabra y en la Agència de Salut Pública de Barcelona. Junto a su compañero Lluis Camprubí publicó un estudio sobre la pobreza energética, sus causas y sus soluciones. Y es que, aunque parezca mentira, en nuestro país todavía mueren personas a causa de este terrible problema. Zona Confort ha tenido la oportunidad de conversar de todo ello con él y aquí os dejamos el resultado de esta entrevista:
Andres Peralta, investigador
Hay quien
muere de frío estando bajo techo. ¿Es posible que esto siga pasando en la
España del Siglo XXI?
Las
temperaturas bajas dentro del hogar (muy relacionadas a la pobreza energética)
tienen muchas consecuencias para la salud física y mental. Se ha visto que los
hogares con temperaturas muy bajas están asociados a: 1) patologías
cardiovasculares y respiratorias; 2) empeoramiento de síntomas de patologías como
la artritis o la gripe; 3) problemas de salud mental, especialmente en los
adolescentes; 4) problemas de salud mental y de aprendizaje en la niñez; 5)
peor alimentación de las familias; y, 6) en los niños, se asocian a peor
desarrollo psicomotor, menor ganancia de peso, y más admisiones
hospitalarias. Además, durante períodos con temperaturas extremas, las
familias que viven en pobreza energética muchas veces tienen que elegir entre
mantener sus hogares a temperaturas adecuadas o experimentar otros tipos de
privación (cómo no poder comprar comida, por ejemplo).
Quizá el más
crudo de los efectos en salud de la pobreza energética y los hogares fríos sea
su relación con el exceso de mortalidad invernal. Usualmente durante los meses
fríos hay un mayor número de muertes que durante el resto del año. Se ha
estimado que aproximadamente el 30% de este "exceso" de muertes puede
atribuirse a viviendas con temperaturas muy bajas.
En España
(2014), el 11% de los hogares declara no poder mantener su vivienda a una temperatura
adecuada durante los meses de invierno y aproximadamente 7.100 muertes anuales
puede atribuirse a temperaturas bajas en el hogar.
Lo más
triste es que según el estudio que ustedes realizaron con la Agencia de la
Salut Pública de Barcelona es que hasta un 67% de estas muertes serían
evitables ¿Qué se puede hacer para evitarlas?
En nuestro
estudio, evaluamos el impacto de intervenciones de aislamiento térmico de
fachadas en la mortalidad asociada a frío extremo. Encontramos que, en mujeres,
al 53% de las muertes asociadas a frío extremo podrían haberse evitado por la
intervención (en hombres no se observó este efecto). Cabe destacar que el
efecto puede ser incluso mayor en mujeres mayores de 75 años y en mujeres con
nivel educativo bajo.
Diversas intervenciones
se pueden realizar para paliar los efectos de la pobreza energética e intentar
reducir los efectos en salud de la misma. En general las intervenciones
se pueden clasificar en: 1) Intervenciones destinadas a mejorar el acceso y la
accesibilidad a energía y servicios energéticos (reducir costes de facturas,
aumentar ingresos familiares); 2) Intervenciones destinadas a mejorar la
eficiencia energética de las viviendas y electrodomésticos; 3) Intervenciones
para modificar comportamientos o empoderar a consumidores. Si bien todas estas
pueden ser importantes, se ha observado que la mejora de la eficiencia
energética de las viviendas puede ser tener más efectos a largo plazo y ayudar
a paliar los efectos en salud de la pobreza energética, sobretodo en familias
vulnerabilizadas.
En su
trabajo hablan de las soluciones arquitectónicas que ayudan a luchar contra la
pobreza energética. ¿Nos pueden explicar el por qué?
Una de las
maneras de mejorar la eficiencia energética de las viviendas es el aislamiento
térmico de fachada. Este tipo de intervenciones pueden denominarse
"arquitectónicas", ya que actúan en la infraestructura
(dimensión física) de la vivienda.
En un
artículo publicado el pasado año en la Vanguardia ustedes declaraban que el
aislamiento podría salvar vidas, ¿Es una de estas soluciones arquitectónicas a
la que se refieren?, ¿Qué importancia tiene en este sentido la instalación de
un buen aislamiento en una vivienda?
Nos enfocamos
al aislamiento, porque se ha observado que este tipo de intervención puede
producir mejoras en síntomas respiratorios; en la salud mental; en la
percepción sobre la propia salud; y en el mejor desarrollo físico y
psicomotor y menos ingresos hospitalarios en infantes. Además, se
han descrito mejoras en el uso del espacio de la vivienda, el sentido
de “hogar” y la dieta de las personas que viven en estos hogares. Dados
los resultados de nuestro estudio, podemos decir también que este tipo de
intervenciones pueden reducir la mortalidad asociada a frío extremo. Por esto
decimos que pueden "salvar vidas"; aunque cabe destacar también la
mejora en el confort y calidad de vida de las personas que viven en estas
viviendas.
Un aislamiento correcto no sólo da confort. Contribuye a acabar con la pobreza energética Foto @URSA
¿Cómo
valoran el trabajo de las administraciones en la lucha contra la pobreza
energética?, ¿Ven suficiente voluntad política para luchar contra ella?
En nuestro
contexto, se puede combatir la pobreza energética de distintas maneras y en
muchas escalas. Cabe destacar el gran trabajo que hacen los movimientos
sociales cómo la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y la Alianza
contra la Pobreza Energética (APE); no sólo para dar apoyo y soporte a los
afectados; si no para empoderarlos y presionar a las administraciones para que
den soluciones más definitivas a esta problemática. En Cataluña, esta movilización
ciudadana logró la aprobación de la Ley 24/2015, que ha sido un gran paso en la
protección de las personas que viven en pobreza energética. Desde las
administraciones locales con apoyo de organizaciones del tercer sector) ha
habido experiencias positivas como los Puntos de Asesoramiento Energético (PAE)
del ayuntamiento de Barcelona que brindan apoyo a las familias y facilitan
diversos trámites necesarios para que no haya cortes de suministros (entre
otras cosas). Sin embargo, se ha visto que, en otros niveles de la
administración, no ha existido una voluntad política de cambiar un sistema
inequitativo que permite que la pobreza energética sea un problema cada vez
mayor en nuestra sociedad.
Mientras los
costes de la energía sigan siendo inasequibles para un gran porcentaje de
familias; y muchas de las familias continúen viviendo en viviendas que
requieren una gran cantidad de energía para tener condiciones mínimas de
habitabilidad; será muy difícil que se logre combatir la pobreza energética y mejorar
el bienestar de las personas que la padecen.